Guía de viaje: Río de Janeiro en 3 días (parte II)

Como les conté en el anterior post, Río de Janeiro tiene tanto... pero tanto para ver que me obligué a
dividir esta especie de "guía de viaje", en dos partes. (Si te perdiste la primera, hacé click acá: Río de Janeiro en 3 días parte I ).
Por lo pronto, te invito a recorrer en imágenes los increibles 2 días restantes de exploración y disfrute en la 'cidade maravilhosa'



Día 2: Río es playa
Se supone que si vas a Río de Janeiro, vas a hacer playa. Pero pasaron 48 horas desde nuestro arribo para que nuestros pies tocaran la arena fina y blanca de las playas brasileñas. La idea era explorar al máximo los diferentes rincones que guarda la ciudad. Es así que arrancamos el día visitando el Parque Lage, un precioso espacio verde de 52 hectáreas enclavado a los pies del Corcovado, cerro que mantiene en la cima al Cristo Redentor. Allí, un palazzo romano donde hoy funciona la Escuela de Artes Visuales sirve de marco para este maravilloso parque público. Nuestra visita se dio un domingo, por lo que encontramos gente desayunando en el modesto bar que funciona en el palacio, y a familias cariocas haciendo picnic en este entorno natural incomparable. Durante el recorrido por el parque pudimos observar gran variedad de plantas típicas de la Mata Atlántica, monos jugueteando entre los árboles, e incluso cuevas y grutas artificiales; todo ello creado para darle al parque un especial encanto.
























Al salir del parque, y si te quedaste con más ganas de verde jaj!, nada mejor que caminar por la Av. Jardim Botânico en dirección al tránsito vehicular. Son unas 10 cuadras hasta llegar al área verde más grande de la ciudad; el Jardim Botânico. A diferencia de Parque Lage, el botánico es privado (unos 7 reales la entrada). El lugar ofrece colecciones con más de 12.000 especies de plantas diferentes, fuentes, cascadas y un extraordinario orquidario.








































Pasado el mediodía llega el momento de ... ir al mar ! Y la playa más cercana al botánico es la de Leblon, que junto con Arpoador en su otro extremo, forman la hermosa Ipanema. Y hay diferentes maneras de llegar a ella: 1 hora de intensa caminata, o bien tomar un taxi. Nosotros elegimos la primera opción; considero que la mejor manera de sentir el espíritu de una ciudad es recorrerla a pie.
Desde Leblon hasta el final de la playa en Arpoador hay unas cuantas cuadras, pero la caminata se hace agradable. En el barrio también hay mucho para disfrutar. Los fashionistas, por ejemplo pueden entrar al Shopping Leblon y recorrer las tiendas propias de Brasil; a la altura de posto 9 se encuentra el célebre bar Garota de Ipanema, donde se supone que Vinivius de Moraes vio la "garota caminando hacia el mar". Este fue el punto de reunión en mi cena de cumpleaños.
En la playas se puede alquilar sombrillas y reposeras, jugar al beach volley, comprar túnicas de vendedores ambulantes, tomar cerveza -siempre helada- o comer el delicioso açai (una fruta que preparan los brasileños bien helada, complementada con granola y leche condensada).
En el extremo norte se ubica Arpoador, famosa por ser el punto de encuentro de los surfistas cariocas, que aprovechan cada día y cada noche (porque hay iluminación artificial) las olas que allí se forman.
Y es aquí donde viene otro de mis recomendables: disfrutar del Atardecer en Ipanema acompañado de una caipi o un buen trago refrescante. En este sentido, la piedra de Arpoador (una península que separa las playas de Copacabana con Ipanema y Leblon) es el lugar más concurrido de esta ciudad brasileña para tomar fotografías de la puesta del sol sobre el emblemático morro Dos Irmãos.


























































Día 3 . Playa y bici
El día puede comenzar con un hermoso y super recomendado paseo en bicicleta por la Laguna Rodrigo de Freitas, un enclave maravilloso rodeado de montañas y los barrios más elegantes de Río de Janeiro. Este espejo de agua forma parte de la imagen idílica de Río y constituye un elemento fundamental en la vida diaria de los cariocas, ya que su contorno de más de 7,5 kilómetros de extensión, ofrece múltiples de ocio y deportes a cualquier hora del día. El paseo en bicicleta demanda alrededor de 1 hora y puede disfrutarse de increíbles vistas desde cualquier punto de la laguna. Otro de mis recomendados entonces: bici alrededor de la laguna.

























El día puede continuar en una buena playa. Como en todo destino, si nos alejamos un poco de la gran ciudad encontramos sitios paradisíacos. Este es el caso de Barra de Tijuca, un elegante barrio de las afueras de la ciudad carioca que se jacta de tener la playa más extensa de Río de Janeiro, con una espectacular vista del cerro Pedra de Gávea, arenas blancas y aguas turquesas. A esta playa se puede llegar en colectivo desde el centro de Copacabana por sólo 3,20 reales; y demanda unos 30 minutos de recorrido.


















Ya de regreso a nuestro lugar de estancia, no podríamos dejar de estar (aunque sea sólo un ratito) en la emblemática playa de Copacabana, donde no encontramos el mejor mar .. pero donde está el boulevard vibrante de actividad. Sobre la vereda de la costa se encuentran los artesanos de la ciudad, y gran cantidad de chiringuitos (puestos callejeros de comida) con una oferta enorme. Vale la pena sentarse en uno de ellos a disfrutar de un coco gelato o una caipi y ver la gente pasar.  















Mais Río por favor
Y si.... me quedo con esta frase emulando a la de la intervención urbana creada por Ygor Marotta ("Mais amor por favor") que se replica en Latinoamérica y Europa y que tiene el objetivo de alertar a la gente sobre la importancia del amor para vivir en comunidad. Porque Río de Janeiro posee un caudal enorme de encanto y seducción que hace que nunca se agoten las posibilidades de exploración. Tantas cosas pendientes.... como perderme en Botafogo -nuevo soho carioca-; pasar la tarde en Prainha -una pequeña playa entre morros en el extremo norte de Barra de Tijuca-; admirar el Pan de Azúcar desde Praia Vermelha y/o desde la ensenada de Botafogo; visitar la fortaleza Leme en Copacabana; recorrer el reciente inaugurado Museo de Arte de Río; disfrutar la noche en Río Scenarium... En realidad 3 días en Río de Janeiro quedan muuuuy cortos; y 5, como los que estuve yo, también. Por lo que, sin duda, habrá que volver.



~ Lugares que inspiran ~








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